Al CDH nos trae la necesidad de buscar apoyo para poder hacer justicia por mis sobrinos, quienes el día viernes 2 de febrero, aproximadamente a las 11:10 de la mañana fueron víctimas de un cruel ataque por parte de las fuerzas armadas.
Mi nombre es Lourdes Bone Quinde, vivo con mi esposo, mis 4 hijos y mi madre, en la cooperativa luz del Guayas, al sur de la ciudad. Trabajo en el IEES en el área de coordinación de salud, soy liquidadora financiera. Tengo mis estudios culminados de la carrera de derecho, aún no hago el egreso pero estoy en ese proceso.
Tenemos pruebas de la razón por la cual salieron de casa mis sobrinos, quienes fueron atacados. Tengo dos sobrinos: Eduardo Alfredo Velasco y Carlos Javier Vera Ipanaque quien perdió la vida en el hospital el día sábado 3 a las 7:20 de la mañana aproximadamente. El motivo de la salida fue la venta de un perrito de raza pitbull, propiedad de mi sobrino (Eduardo), el enganche con el comprador lo había realizado mi sobrino hoy fallecido Carlos Javier, quien de acuerdo a la cuenta de “messenger” se había comunicado con el comprador, un amigo que trabaja alrededor de la Universidad Salesiana (Barrio Cuba, Guayaquil), aproximadamente a las 10:59 de la mañana. Mi sobrino le dijo que ya iba en camino, que lo espere, que ya llevaba el perrito, le mandó las imágenes y todo lo necesario. Se fueron los dos en el vehículo que manejaba mi sobrino Eduardo Alfredo Velasco, que no es de su propiedad, sin embargo, es un carro lícito y contaba con la autorización del propietario, quien se lo alquilaba a mi sobrino, ya que trabajaba para una cooperativa de taxis de forma informal. Él se dedica al comercio, vende pasteles, comidas y taxea en sus horas libres con el vehículo antes mencionado.
Mi sobrino nos comenta y lo confirma el parte policial incluso, que cuando llega al lugar de la Caraguay (Barrio Cuba), al sector del camal, se percata que habían 3 militares que estaban bloqueando la calle, ubicados en distintas posiciones; aproximadamente a unos 10 o 20 metros él para la marcha. Se baja, se dirige hacia el militar que se encontraba en la mitad de la calle y le dice: “Mi sub, permitame pasar que yo voy allí no más a la universidad”, por lo que el militar le responde: “No puedes pasar, retrocede, retrocede, estamos en un operativo”. Mi sobrino gira la cabeza a la derecha y ve que efectivamente ese callejón estaba lleno de militares y policías, él se va. Camina hacia su vehículo, acompañado por los militares para que retroceda. Cuando él da de retro, roza un patrullero, un KIA que había allí, con la parte de atrás del vehículo. Acto seguido, el militar con la bota le patea el vehículo, mi sobrino le dice: “Suave que ya voy a salir”. Cuando termina de hablar, el militar dispara, pero no le dispara a mi sobrino que iba conduciendo, le dispara a mi sobrino que estaba sentado como copiloto. Él escucha estos disparos (…) y a la par siente que mi sobrino Carlos Javier bota su brazo hacia la izquierda, al hombro de él y lo golpea grotescamente dicièndole: “Ñaño mira”. Ahí él se da cuenta que mi sobrino Carlos Javier estaba sangrando y que su color ya era verde. Lo que hizo al verlo herido fue decirle: “Ñaño aguanta” y salió a toda marcha para llegar al (hospital) Teodoro Maldonado. Al estar a la altura de la Domingo Comìn, frente al comisariato, siente que al girar, el brazo ya no le responde, que la pierna le hormigueaba y tampoco le respondía. Entonces Eduardo, para la marcha y se baja del carro a gritar pidiendo auxilio.
Llegaron los militares atrás, los mismos militares que ya los habían atacado, los tiran al piso y les dicen: “Alto, al piso, al piso”, los insultaron y le aplastaron la herida a mi sobrino. Él tiene la huella de la bota aquí en el pecho, le decían: “Aplástale más, aplástale más para que se le reviente” mi sobrino Eduardo les decía: “No somos nada, no somos nada. Revisen mi celular, ayuden a mi primo”. Mientras mi sobrino pide ayuda se percata que llega alguien de la prensa, que de casualidad pasaba por allí, a quienes los militares no les permitieron grabar. Minutos después llegó la policía y les dijeron a los militares que retrocedan, que ellos iban a realizar la revisión. Mi sobrino les dice: “Revisen todo, exploten mi celular”; “¿Tiene clave?, ponme la clave” dice el policía. Él le puso la clave y comenzó a revisar todo el “Whatsapp”; “Pero si es un taxista, aquí están todos los grupos de taxi” (le dice el policía a los militares). “Nosotros no somos nada, acérquese por favor, no deje que nos vayan a meter nada en el carro” le dijo mi sobrino. La policía le responde: “No te preocupes ya viene la ambulancia”. Cuando llegó la cruz roja mi sobrino seguía pidiendo auxilio para su primo, porque él estaba consciente pero mi otro sobrino no. Eduardo sabía que Carlos Javier estaba mal porque ya lo había visto que estaba verde, la intención de mi sobrino era llegar al hospital para salvarle la vida a su primo.
Los agentes de policía buscaron reconocimiento, revisaron el vehículo, inmediatamente hicieron el parte, no encuentran armas, no hubo disparos, el vehículo está totalmente legal, no hubo denuncia de vehículo robado, no encuentran nada, por lo que nadie se explica el porqué del ataque, mientras que, en la denuncia describen que es por ataque y resistencia, terrorismo. Ellos indican en su denuncia que son 3 heridos cuando realmente solo es 1. Sí, es posible que exista un herido o lastimado, a quien rozaron (la bota) con el auto, que eso lo reconoce mi sobrino “A lo que yo salí, yo lo rocé pero porque escuché que ellos estaban disparando. Yo no sabía… yo pensé que el ataque era con alguien que estaba atrás en ese operativo. Yo lo que quería era salir de allí porque yo veía a mi primo que estaba verde”. Es preciso aclarar que mis sobrinos no tienen antecedentes penales.
Cuando pasó lo acontecido el día viernes, recibí una llamada telefónica de la esposa de mi sobrino. Salí corriendo del trabajo y llegué al lugar, justo cuando ya la ambulancia se estaba llevando a mi sobrino Carlos Javier. Yo preguntaba por los dos, porque la noticia que yo recibí fue que mis sobrinos estaban muertos, al llegar pregunté por Javi y me dijeron, “Ya se lo llevó la ambulancia”. Me fui al hospital del guasmo, me comuniqué con mi hija, le expliqué lo que pasó y ahí la familia se puso en contacto.
No nos daban información, ante la desesperación nosotros tratábamos de buscar personas conocidas que tengan a alguien adentro que nos la diera, recibíamos información variada pero nunca una oficial por algún médico que nos diga: “Estamos atendiendo a su familiar”, “Está siendo atendido”, solamente nos decían “...es que es herido de bala, no lo van a atender hasta que el fiscal no llegue”. Abogados que estaban de servicio, fuera de la torre judicial del sur, se apiadaron, fueron con nosotros, lograron ingresar y pedir información. Le habían dicho que a él ya lo tenían empaquetado, que no se podía hacer más. En la autopsia le dicen a mi cuñada que mi sobrino recibió 4 impactos, que 2 perforaron el pulmón, uno le destrozó el estómago y el otro le destrozó la columna, la médula.
Seguimos con las instancias legales porque mi sobrino, el que quedó con vida, está herido. Se le brindó las medidas sustitutivas, él está con custodia policial hasta que termine la introducción fiscal, y que se determine que no ha sido un ataque y resistencia. Como familia lo que nosotros pedimos es que se haga justicia, que se esclarezcan las cosas y que salga a la luz. Queremos que así como se manchó el nombre de mi sobrino por la prensa, que escribió que eran terroristas, ahora digan que mis sobrinos no eran ningunos terroristas, porque el informe policial también lo dice. Nosotros como familia estamos claros de quienes son, pero queremos que así como se informó al mundo que mis sobrinos fueron abatidos co
mo terroristas, así mismo se indique que hubo un error porque mi sobrino hoy fallecido, no se merece que su nombre quede manchado de tal forma.
Testimonio registrado en la sede del CDH el 7 de febrero del 2024.
Ver corto testimonial "Ejecución Extrajudicial en Barrio Cuba" (CDH, 10.2.2024. 5minutos 37 segundos).
Sinopsis: Gloria Bone Quinde denuncia la ejecución extrajudicial de su sobrino Carlos Vega Ipanaqué, de 19 años de edad, por parte de una patrulla militar durante operativo antidelictivo en el Barrio Cuba, al sur de la ciudad de Guayaquil. En el incidente, también resulto herido su otro sobrino, Eduardo Velasco.
Este incidente ocurrió el 2 de febrero del 2024 en contexto de Estado de Excepción, calificado como conflicto armado interno, decretado el 9 de enero del 2024 por parte del Gobierno Nacional para detener la expansión de la criminalidad que azota el Ecuador.
La familias y amigos de las victimas reclaman la urgente investigación y sanción a los responsables de este ataque. Además exigen la reparación a su honra y reputación frente al cargo de terroristas señalados por parte de autoridades y medios de comunicación.
Ver video https://www.youtube.com/watch?v=0hzeyJeRIG0&t=3s
Notas de prensa relacionadas
12 febrero 2024
‘La muerte de mi sobrino no ocurre en una persecución’: familia de hombre que murió baleado en el sur de Guayaquil pide justicia
El Universo
En un testimonio recogido por el Comité Permanente por la Defensa de Derechos Humanos (CDH), Gloria Bone, tía de ambos hombres, mencionó que el hecho se dio cuando ellos iban a vender un perro de raza Pitbull.
“La muerte de mi sobrino no ocurre en una persecución.
Según la autopsia, de acuerdo con Gloria Bone Carlos Vega recibió cuatro impactos de bala. Dos le perforaron el pulmón y los otros dos proyectiles le destrozaron el estómago y la columna vertebral.
“Como familia lo que nosotros pedimos es que se haga justicia, que se esclarezcan las cosas y que salga a la luz. Y que así como se manchó el nombre de mis sobrinos ahora la prensa que escribió que eran terroristas, que vuelvan y digan que mis sobrinos no eran ningunos terroristas”, expresó la mujer.
https://tinyurl.com/3ke4ne2r
18 febrero 2024
Denuncian la ejecución extrajudicial de un joven en Ecuador durante la represión a las bandas armadas
Infobae
El viernes 2 de febrero de 2024, Carlos Vega junto a su primo Eduardo Velasco tenían planes de vender un perro cerca a la Universidad Politécnica Salesiana. Según contó Gloria Bone, tía de los jóvenes, al Comité Permanente de Defensa de Derechos Humanos de Guayaquil, el incidente ocurrió alrededor de las 11:10 a.m.
La tarde del 2 de febrero, la cuenta oficial de Facebook de las Fuerzas Armadas realizó una publicación titulada: “Terroristas aprehendidos ante intento de ataque a retén militar”. La versión oficial indica que el automóvil en el que los jóvenes se trasladaban: “intentó evadir el control, embistiendo a personal militar e impactando contra el vehículo de la patrulla, en respuesta a este ataque se realizaron disparos para precautelar la seguridad del personal.
https://tinyurl.com/24dh53hw
2 marzo 2024
La muerte de Javier, el joven que iba a vender un perro y acabó acribillado en un retén militar de Ecuador
El Pais
Sin embargo, esa aparente paz y reducción de delitos tropieza con violaciones a los derechos humanos y el debido proceso, como denuncian varias organizaciones, como el Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil, CDH. Los grupos de derechos humanos han encendido las alarmas para exigir la vigilancia del accionar de la fuerza pública, “si se sigue dando rienda suelta se puede caer en delitos de lesa humanidad”, dice Elsie Monge, conocida defensora de derechos humanos de la organización CEDHU, quien investigó también las peores barbaries cometidas en Ecuador entre 1984 y 1985 por la Policía Nacional.
“Lo que estamos viendo ahora con estos decretos de impunidad para la fuerza pública es preocupante, es como licencia para matar. Es muy peligroso asignar a las fuerzas armadas el rol de mantener el orden, ellos no están entrenados para eso. Están entrenados para matar”, recalca Monge.
https://tinyurl.com/4ejkrtj8