Desde inicios del 2022, Romina es una mujer trans y, pese a la insistencia, con el apoyo jurídico del CDH aún no consigue que el Registro Civil del Ecuador le entregue su Cédula de Identidad en la que conste su nuevo sexo: Mujer.
Cuando empieza a narrar la historia de sus 41 años vida, lo primero que recuerda Romina son los días de su infancia cuando empezó a tener uso de razón y le invadía la frustración de haber nacido en un cuerpo con el que no se identificaba: Era un niño. Frustración, dice, porque le atraían juegos de niñas y tenía comportamientos como tal, pero carecía de libertad. Una situación emocional similar a la que le invade ahora, desde enero del 2022, cuando el Registro Civil del Ecuador le otorgó una Cédula de Identidad con un nombre de mujer, una fotografía de mujer, pero en el sexo dice Hombre. Situación que, a la profesional de delicadas facciones, largas uñas y cabello sutilmente tratado, le está dificultando realizar todo tipo de trámites, tanto en instituciones públicas como privadas.
Por ejemplo, cuenta que en más de una ocasión, cuando le han solicitado su cédula en alguna entidad, ha tenido que dar explicaciones frente a otros usuarios, lo que le genera nerviosismo y miedo por las burlas. Tanto como cuando en su niñez sentía que no encajaba en su cuerpo, pero lo callaba por temor al bullying y hasta desprecio de los demás. Recuerda que cada noche, cuando en su juventud rezaba, solía decir: “Dios, ¿Por qué estoy en este cuerpo?”. Y tenía la ilusión de que solo sea una pesadilla de la cual podría despertar, como anhelaba: Siendo niña.
Mientras dialoga, Romina deja ver que tuvo una infancia infeliz, con un padre machista y maltratador, que golpeaba a su madre, a quien prefería no contarle su dilema para no generarle más dolor.
Su crisis emocional se agudizó a los 13 años cuando sufrió abuso sexual en un terreno baldío cercano a la zona donde crecía. El abusador fue un conocido de su madre. Aquel hecho es un tema que, asegura, no afectó en la preferencia sexual que llevaba marcada desde la niñez. Aunque lesionada en la parte psicológica, desde adolescente Romina comenzó a fijarse objetivos: Estudiar, era el principal. Siendo profesional se la abrirían puertas. Es así como salió de la casa de sus padres, “casi huyendo”, dice, y se radicó en Guayaquil, donde logró un título universitario. Al momento tiene un cargo jerárquico en una entidad, a la que se vinculó hace ya dos décadas, y en la que se está abriendo paso poco a poco, sin ningún tipo de discriminación. Y comenta que hoy se siente libre; no como antes, cuando “se disfrazaba de hombre” para ir a trabajar.
Cuando tenía 26 años, al poco tiempo de obtener su título profesional, contrajo matrimonio con quien era su mejor amiga. Procrearon dos hijos. En el 2008, confesó a su pareja la verdad que había mantenido escondida desde la niñez. Pero ella decidió quedarse. Es más, desde el 2009, cuando inició su proceso de transformación, ella ha sido el principal apoyo. E incluso ahora, después de la intervención quirúrgica, continúan juntas. Al principio, reconoce Romina, hubo cierta dificultad, pero con el tiempo han ido acoplándose a la nueva vida. Una nueva vida que también es tratada con total apertura junto a sus hijos adolescentes, con quienes -a fines del año 2021- viajó al país donde se realizó la cirugía para la transformación sexual a la que se sometió.
Cumpliendo así otro de los objetivos: Ser Mujer. Una mujer trans, que se ha fijado otras metas en la vida, como estudiar una maestría, a la que no ha podido tener acceso este año, porque posee un documento de identidad que tiene plasmado un sexo que no debe mostrar más, que no quiere mostrar más, que no siente más. Un sexo con el cual Romina no hubiese querido nacer. Es por eso, que ahora, “por intermedio de una acción de protección, busca que se tutele su derecho al libre desarrollo de la personalidad e identidad sexual, para que se reconozcan esos derechos en su cédula de ciudadanía, específicamente en el campo sexo de hombre a mujer”, explica el abogado Abraham Aguirre, coordinador del área leal del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), entidad que la patrocina de manera gratuita.
Ver corto testimonial "Romina y su derecho a la identidad" ( CDH, 2022, 2minutos17segundos )
Sinopsis: Romina narra su situación de mujer transexual y la lucha por el derecho al libre desarrollo de su personalidad e identidad. Actualmente mantiene litigio en Corte de Justicia de Guayaquil contra Registro Civil por el cambio de sexo en la cédula de identidad, con el patrocinio del Área Legal del CDH.
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Nota relevante de prensa escrita
‘Tengo una cédula que no me identifica’
Diario El Comercio
4 septiembre 2022
Al regresar al país comenzó el viacrucis en el Registro Civil. Después de la primera negativa que tuve decidí cambiar mi nombre, pero no iba a dejar que cambiaran sexo por género.
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